> Museo de la Diáspora Rusa«Casa Blanca»Музей Русской Диаспоры «Белый Дом»: “SI LO LLEVARON DETENIDO, ALGO HABRÁ HECHO…”, por Nicolás Golovchenko Villagrán

BIENVENIDOS a nuestra Casa-Museo en la Colonia Rusa San Javier (Uruguay)
Monumento Histórico Nacional desde el año 2011.

ДОБРО ПОЖАЛОВАТЬ в наш Дом-Музей в русской Колонии Сан-Хавьере (Уругвай)
Национальный Исторический Памятник из 2011 года.



Premiado por: Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay | Embajada de la Federación de Rusia en Uruguay.
Declarado de Interés por: Junta Departamental de Río Negro | Ministerio de Turismo y Deportes.


martes, 28 de mayo de 2024

“SI LO LLEVARON DETENIDO, ALGO HABRÁ HECHO…”, por Nicolás Golovchenko Villagrán

En el 2005, en un reportaje sobre la Colonia Rusa San Javier televisado por Canal 12 para todo el país, el entrevistador Facundo Ponce de León preguntó a la señora María Lorduguin su opinión sobre el mundialmente famoso asesinato del doctor Vladimir Roslik, médico de la Colonia Rusa, a manos de militares torturadores de la dictadura militar de Uruguay en 1984. La señora Lorduguin resumió su opinión sobre aquel asesinato mediante el sofisma con el que titulo estas líneas: "Si lo llevaron detenido, algo habrá hecho..."

El desatino público de la señora Lorduguin produjo la inmediata indignación de toda la Colonia Rusa. Porque su razonamiento falaz sugería que toda detención hecha por el Poder Público -sea éste legítima o ilegítimamente constituido- es siempre justa y conforme a Derecho. Porque el doctor Vladimir Roslik era inocente de todas las acusaciones y su único delito, salvando vidas y asistiendo enfermos gratuitamente y a todas horas, era despertar la envidia de sus mediocres rivales. Porque aun cuando la detención hubiera tenido fundados motivos, justificaba implícitamente o al menos  relativizaba las torturas y el desenlace fatal.

Pero también produjo indignación porque el desatino fue expresado ante las cámaras de televisión en las puertas del templo de la Colonia Rusa, la Sabrania de Nuevo Israel, mientras la señora Lorduguin, a la sazón una de las encargadas del mismo, mostraba el lugar al entrevistador.

Los demás fieles de la Sabrania, que periódicamente se reunían en el edificio para entonar los antiguos salmos y celebrar las tradiciones espirituales de sus antepasados rusos, no pudieron perdonarle tal circunstancia. A partir de la televisación del reportaje, a modo de protesta, decidieron unánimemente suspender las reuniones espirituales en la Sabrania por tiempo indeterminado.

A fines de 2006 adquirí en propiedad el histórico edificio “Casa Blanca” de la Colonia Rusa San Javier, con el fin de convertirlo en el Museo de la Diáspora Rusa. Siendo la Casa Blanca la antigua residencia del fundador y guía espiritual de la Colonia Rusa, Vasili Lubkov, y siendo yo donatario de todo su archivo personal y familiar, es natural que mi proyecto estuviese desde su origen muy especialmente enfocado en rescatar y estudiar el legado espiritual de nuestros antepasados rusos en San Javier. Por lo que la Sabrania de Nuevo Israel era para mi labor un lugar absolutamente imprescindible de visitar y conocer.

Un año después de adquirir la Casa Blanca, a fines de 2007, mientras yo me preparaba para su inauguración como Museo de la Diáspora Rusa (en el marco del Premio “Fondos Concursables” del Ministerio de Educación y Cultura), una tarde en que llegaba a San Javier desde mi domicilio en Montevideo, tuve la feliz oportunidad de pasar por la calle de la Sabrania y ver sus puertas por fin abiertas de par en par. Sólo dos siluetas oscuras se recortaban sobre el ventanal al fondo del recinto, sentadas en las mismas sillas del coro donde yo mismo me sentaría a cantar meses más tarde. Con emoción y entusiasmo, entré. Esa fue la primera vez en mi vida que pisé el templo de mis antepasados rusos en San Javier.

Las dos oscuras siluetas eran la señora Lorduguin acompañada por la señora Adela Sinchenko. Habían venido esa tarde a abrir el templo con la esperanza de que “alguien se acercara a visitarlo” (como así me dijeron), después de más de dos años de reuniones suspendidas a causa de aquel infausto exabrupto. Pues ahí me acercaba yo, precisamente, a visitarlo. Me presenté (no nos conocíamos personalmente) y fui recibido con gran amabilidad. Nos sentamos los tres en las sillas del coro y conversamos un buen rato sobre mi proyecto de Museo en la Casa Blanca y sobre mi interés en conocer las tradiciones espirituales de mis antepasados rusos y la Sabrania, con las cuales mi proyecto estaba estrechamente relacionado.

A pesar de las calumnias que ya desde el primer día de mi llegada a la Colonia Rusa propagaban los intrigantes de siempre, con el manido y poco original recurso de tildar de “comunista” a todo aquel a quien desean desprestigiar y quitar del camino de sus mediocres ambiciones (lo mismo que con el doctor Roslik), parecí haber causado tan grata impresión a las anfitrionas, que pocas semanas después de mi primera presentación en el templo, más exactamente el 23 de enero de 2008 la señora Lorduguin tuvo a bien invitarme a su casa. En medio de una interesante charla sobre su árbol genealógico y recuerdos de sus antepasados rusos, me dijo sorpresivamente y en tono de confidencia que la Sabrania “pertence a la Intendencia de Río Negro”, y que me iba a mostrar los documentos que así lo acreditan. Esa afirmación despertó mis sospechas de que ya algo se estaría tramando en mi perjuicio, ya que de pronto me trajo ese tema a colación como para excusarse de responsabilidades, dándome a entender que ella, ni más ni menos que la encargada del templo y de las llaves, de buenas a primeras después de tantas décadas ya no tendría la “autoridad” necesaria para facilitarme el acceso a la Sabrania y a su archivo espiritual.

En efecto, el día 26 de enero de 2008 volvió a invitarme a su casa, y tras mostrarme copia de los documentos en que el Instituto Nacional de Colonización donó el solar donde se asienta la Sabrania a la Intendencia de Río Negro, me manifiesta su intención de abandonar su puesto en el templo y poner sus llaves en manos del Municipio de San Javier (por entonces llamado Junta Local).

Mi desconcierto ante su noticia sólo fue superado cuando, pocos días después, empezó a correr el rumor en la Colonia Rusa de que la Sabrania sería convertida en “Museo de los Inmigrantes” por parte de la Intendencia de Río Negro. Para mayor desconcierto, y en el colmo de la ironía, el 23 de febrero recibí en mi domicilio de Montevideo la llamada telefónica conjunta de la señora Lorduguin y de su hermano el escribano Luis Lorduguin, quienes me propusieron que yo me encargara, por mis conocimientos académicos y de idioma ruso, de realizar el inventario de todos los documentos del archivo espiritual de la Sabrania… para entregárselo a la Intendencia de Río Negro.

Todo este preámbulo de mi historia privada -y hasta ahora inédita- sirva de contexto para entender cómo y por qué se gestó tan sorpresivamente, como hongo que crece después de la lluvia, el resto de la historia que ya fue de público conocimiento. El 24 de abril de 2008 el funcionario municipal encargado del Museo de los Inmigrantes en la Colonia Rusa San Javier, LEONARDO MARTÍNEZ PORRO, subrepticiamente y sin consultar a los demás referentes de la Sabrania, pretextando una “idea” que desde hacía 14 años nunca nadie se había preocupado por poner en marcha, y pretextando que “ya nadie se reunía en la Sabrania”, anunció con bombos y platillos en la prensa local y nacional que a partir de entonces él mismo se haría cargo de la Sabrania de Nuevo Israel y de todo su contenido histórico y espiritual, trasladando al templo el Museo de los Inmigrantes bajo su cargo.

Aquella fue la primera intentona del funcionario público municipal encargado del Museo de los Inmigrantes, LEONARDO MARTÍNEZ PORRO, para cerrarme el paso en el templo ruso Sabrania de la Colonia Rusa San Javier y boicotear mi proyecto de Museo de la Diáspora Rusa “Casa Blanca”, con abuso de funciones y conjunción del interés personal y del público.

Nicolás Golovchenko Villagrán

28 de mayo de 2024

 
"Buscan convertir centro de culto ruso en museo", nota del periodista Daniel Rojas (Fray Bentos) para Diario "El País", 24/4/2008, donde el funcionario público municipal Leonardo Martínez Porro expone públicamente su primera intentona de trasladar a la Sabrania el Museo de los Inmigrantes bajo su cargo.

 
 
 
"Buscan convertir centro de culto ruso en museo", nota del periodista Daniel Rojas (Fray Bentos) para Diario "El País", 24/4/2008, donde el funcionario público municipal Leonardo Martínez Porro expone públicamente su primera intentona de trasladar a la Sabrania el Museo de los Inmigrantes bajo su cargo.
 
 
 
"Buscan convertir centro de culto ruso en museo", nota del periodista Daniel Rojas (Fray Bentos) para Diario "El País", 24/4/2008, donde el funcionario público municipal Leonardo Martínez Porro expone públicamente su primera intentona de trasladar a la Sabrania el Museo de los Inmigrantes bajo su cargo.

 
 
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